Naturaleza y ciudad son, generalmente, conceptos antagónicos. Calles asfaltadas, plazas pavimentadas, gran cantidad de edificios de hormigón, hacen que el ciudadano actual ansíe poder disfrutar de una naturaleza que no encuentra en su entorno habitual. El encarecimiento del suelo urbano como consecuencia de su escasez, supone que sea cada vez más difícil para los Ayuntamientos crear zonas verdes destinadas al ocio de sus ciudadanos.