High Line Park (Nueva York)

Personas en el High Line Park

El High Line Park se ha convertido en un auténtico atractivo popular en el que los vecinos de Nueva York pueden pasear habitualmente.

Vista del High Line Park

Vista parcial de las calles del barrio Chelsea desde el High Line Park

Los antiguos raíles del ferrocarril integrado en el paisaje

En algunas zonas, los antiguos raíles del ferrocarril se han integrado en el nuevo paisaje como recuerdo nostálgico de tiempos pasados.

Un niño jugando en los antiguos raíles integrado en el área plantada

Las zonas transitables se pavimentaron con losas de hormigón estrechas para simular el carácter de vías que se introducen en las zonas ajardinadas.

Personas en el High Line Park

Las losas de hormigón se afilan en sus extremos para dar la sensación de peine.

La gente se sienta en bancos debajo de árboles pequeños

Bancos con forma de troncos crean en el visitante la sensación de encontrarse en plena naturaleza.

Mucha gente pasea y se sienta en tumbonas de madera

Tumbonas que pueden desplazarse sobre los antiguos raíles ofrecen espacios para relajarse o tomar el sol.

Escaleras al jardín High Line Park

Se accede a los “jardines colgantes” desde el nivel de la calle mediante escaleras y ascensores.

El High Line Park supera en atractivo al famoso Central Park y ha sido tema de interés en el “City to City FAD Award” por ser la cubierta ajardinada más larga del mundo.

Las vías elevadas de ferrocarril por donde no hace muchos años circulaban trenes de mercancías que cruzaban Manhattan, ofrece hoy a los neoyorquinos un atractivo lugar de ocio, de reposo y de distracción, desde donde tienen unas magníficas vistas de algunos de los enclaves más conocidos de la Gran Manzana, como el Empire State Building, la Estatua de la Libertad o el Hudson River. Esta cubierta ajardinada fue tan bien acogida por los ciudadanos de Nueva York que a los pocos meses de su inauguración ya había recibido dos millones de visitantes.

Gracias a la técnica ZinCo para cubiertas ajardinadas y transitadas, los diseñadores, arquitectos e ingenieros conseguieron realizar, dentro del núcleo urbano y conservando la estructura metálica y los raíles de la antigua línea ferroviaria, una plataforma verde, con jardines de vegetación natural y variada, en la que se abren caminos y zonas de descanso para disfrute de los ciudadanos.

Aspectos históricos de la obra

En los años 30 del siglo pasado se construyó una línea de ferrocarril sobre grandes estructuras metálicas (High Line) para eliminar la peligrosidad que suponía el transporte de mercancías por las calles de Nueva York, transitadas ya abundantemente por automóviles, ciclistas y peatones. Esta línea férrea de mercancías de 2.5 Km de longitud se eleva entre 9 y 18 metros sobre el nivel del suelo, y durante cincuenta años circularon por ella trenes que transportaban materias primas y productos manufacturados hasta los almacenes y fábricas de la ciudad. El último tren circuló en 1980, y a partir de ese momento la estructura férrea quedó sin uso alguno. Hasta que renació con un destino muy diferente.

Nació el futuro verde. El barrio Chelsea, gris y triste, se convertió en un lugar con la densidad más grande del mundo de galerías y talleres artísticos.

Por debajo de las antiguas vías férreas el barrio fue desarrollándose como un barrio de comercios exclusivos en el que se fueron instalando famosos diseñadores (como Stella Mc Cartney), artistas y galeristas. Durante casi veinte años, la estructura de la antigua vía elevada fue cayendo en el olvido y se fue deteriorando. Los propietarios de las tiendas exclusivas pedían a la administración pública que hiciese desaparecer aquella estructura que tanto afeaba el aspecto del barrio, y en 1999 el famoso alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani decidió derruir la estructura. Ante esta decisión, un grupo de activistas fundó la asociación “Friends of the High Line” con la intención de mantener y restaurar la vía, y conseguir que se declarara monumento histórico. El sucesor de Giuliani, Michael Bloomberg, en diciembre de 2002, declaró la obra monumento histórico de Nueva York, cediendo a la petición de los defensores de la vía, cada vez más numerosos y entre los que se encontraban personalidades y artistas famosos.

Y así empieza a gestarse la idea de convertir la antigua vía férrea en un “parque colgante” sobre el barrio Chelsea.

En enero de 2003 se convoca un concurso internacional de ideas con propuestas innovadoras y ecológicas para la reutilización de la High Line. De entre todos los proyectos presentados, fue seleccionado el equipo del paisajista James Corner (del estudio Fiel Operations), los arquitectos Diller Scofidio y Renfro, y el conocido y prestigioso especialista de plantas Piet Oudolf, para llevar a cabo un parque situado a nueve metros del suelo y con una longitud de más de dos kilómetros.

El diseño del nuevo parque tenía como premisa crear una zona biodinámica con terrenos cenagosos, zonas verdes con distintos tipos de vegetación, como veneneras y árboles y arbustos de distintas aturas, y zonas peatonales transitables para la diversión y el ocio de los neoyorquinos.

La construcción: un auténtico desafío para la planificación técnica y para la ejecución

La intención de utilizar en el proyecto más de 200 especies vegetales, desde plantas suculentas o crasas, que pueden sobrevivir en entornos poco acondicionados, hasta otras que requieren suelos más fértiles o árboles y arbustos que precisan de un espesor determinado de tierra vegetal y de variadas calidades, necesitaba de soluciones técnicas apropiadas que garantizasen el éxito de un diseño tan exigente. Las necesidades de la vegetación y el objetivo de los arquitectos de crear zonas peatonales transitable, condujo muy pronto a la conclusión de que sólo los sistemas Floradrain®, de la casa especializada en cubiertas verdes ZinCo, podían garantizar el funcionamiento del proyecto, asegurando el correcto desarrollo y la supervivencia de las distintas especies vegetales, y proporcionando estabilidad y seguridad en las zonas transitables.    

Solicite más información a:

ZinCo Cubiertas Ecológicas, S.L.

Correo electrónico: contacto@zinco-iberica.es